Boluarte y Otárola buscan evitar la cárcel echando la culpa de las muertes a los militares y policías

El semanario “Hildebrandt En Sus Trece” reveló el verdadero plan de Dina Boluarte y Alberto Otárola a fin de librarse de ir a la cárcel, por las muertes ocurridas durante las protestas entre diciembre del 2022 y marzo del 2023.

El plan es, responsabilizar a las militares y los policías de los asesinatos ocurridos en #Andahuaylas, #Ayacucho, #Juliaca y otros lugares del Perú.

En el documento que el gobierno envió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, reconocen por primera vez la comisión de posibles excesos en el uso de la fuerza militar-policial y dan a entender que las fuerzas del orden envidadas a sofocar las manifestaciones a nivel nacional, incumplieron la “exigencias expresas” del poder político sobre el límite de la fuerza.

Es decir, Boluarte y Otárola, envían un mensaje al Ministerio Público, indicando que los militares no obedecieron sus ordenes, por lo que la responsabilidad es de los ellos.

Asimismo, se revela que el gobierno anunció a la OEA, una profunda reestructuración de las Fuerzas Armadas y que en los últimos meses se sancionaron a los jefes de patrullas que participaron en Ayacucho y Juliaca, cambiándolos de zona o lugar, mientras duren las investigaciones.

¿No que no habían excesos?

Lo cierto, es que el objetivo es apartar a la presidenta Dina Boluarte y al premier Alberto Otárola de las responsabilidades pe­nales por los crímenes de 49 civiles en Ayacucho, Puno y otras ciudades del país, según se desprende del informe en­viado por el Estado peruano ala CIDH.

Según la versión que el gobierno le dio a la CIDH, las muertes ocurridas durante las pro­testas no se produjeron por “decisiones políticas autori­tarias”, “métodos guberna­mentales ilícitos” o “prácticas de represión fuera del marco legal”, sino por un “contexto de confrontación perma­nente (entre manifestantes y agentes del orden) que se agudizó, al punto de producir consecuencias lamentables”

Es decir, que los ¿militares y policías e volvieron locos y dispara­ron a matar porque les dio la gana? El gobierno no dice tal cosa, pero reconoce -por primera vez y de manera oficial- que ‘los posibles ex­cesos en el uso de la fuerza militar-policial son objeto de investigación y seguirán su curso procesal a fin de deter­minar las responsabilidades individuales”, según la res­puesta que el Estado peruano entregó a la CIDH.

La posición del gobierno coincide con una declara­ción que el premier Alberto Otárola brindó ala Fiscalíade la Nación en febrero pasado. En esta diligencia Otárola manifestó que la ejecución de los planes operativos ela­borados para reestablecer el orden durante las protestas que dejaron 49 civiles muer­tos correspondió únicamente al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Sin embargo, ante los medios de comunicación de Lima, Boluarte y Otárola, indicaron que las Fuerzas Armadas actuaron de manera correcta y hasta los califico de héroes, demostrando un doble discurso que a las finales solo buscan evitar que sean juzgados por las muertes ocurridas en su gobierno.

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