Hoy, 27 de agosto de 2024, se han registrado cuatro importantes marchas de protesta en la región de Ayacucho, manifestando el creciente descontento de la población hacia el gobernador regional, Wilfredo ‘Wayki’ Oscorima. Las movilizaciones se han producido en un contexto de creciente frustración debido a la ineficacia de su gestión, que ha llevado a la paralización de obras y a una serie de promesas incumplidas.
Las protestas se llevaron a cabo durante todo el día de ayer, reflejando una amplia gama de quejas y demandas. Y estas fueron:
- Red de Salud Huamanga: Profesionales de la salud se manifestaron exigiendo la atención inmediata a la crisis en el sector, destacando la falta de recursos y la falta de inversión en infraestructura sanitaria, lo cual ha afectado gravemente la calidad de la atención a los pacientes.
- Colegio 9 de Diciembre de La Mar: La comunidad educativa se unió en una protesta para demandar la construcción de una nueva infraestructura educativa, promesa del gobernado Oscorima que hasta la fecha no ve la luz, afectando el desarrollo académico de los estudiantes.
- Docentes de Educación Pedagógica: Los maestros y educadores realizaron una marcha para reclamar un aumento en el presupuesto destinado a la educación, así como mejoras en las condiciones laborales y salariales que han sido ignoradas durante la administración de Oscorima.
- Pobladores de Totora: Esta protesta se centró en la necesidad urgente de mitigar los malos olores provenientes de la planta de tratamiento de aguas residuales en su localidad. Los habitantes han señalado los impactos negativos en su calidad de vida y han exigido soluciones inmediatas, principalmente, porque el Wayki firmó un convenio el año 2023 donde se comprometía a dar solución a su demanda; sin embargo, solo fueron palabras y no hechos.
La población de Ayacucho está cada vez más cansada de las promesas incumplidas del gobernador, quien, a pesar de su cercanía con la presidenta Dina Boluarte, no ha logrado traducir este apoyo en mejoras tangibles para la región. La falta de avance en proyectos clave y la gestión deficiente han generado un clima de descontento que podría llevar a nuevas movilizaciones y a una mayor convulsión social.
El descontento generalizado ha dado lugar a una percepción de que la administración de Oscorima está dirigida sin un rumbo claro, poniendo en evidencia una crisis de gobernabilidad que, de no ser abordada de inmediato, podría desencadenar un aumento en la agitación social en los próximos días.
Texto: Contraste
